
Eran las tres de la mañana del primer lunes de Pascua cuando desperté y revisé por inercia mi celular. Tenía una notificación de Google News: «El papa Francisco ha fallecido». Me quitó el sueño por completo.

Hay que recibir la vida como viene – nos dijo el Cardenal Bergoglio en 2008. Pero comparto el contexto para que se entienda mejor.

Él era Jorge Mario Bergoglio, el primer papa jesuita y que dedicó el evangelio a las minorías, a las sociedades desfavorecidas y el que caminó en conjunto con las marginalidades como el ejemplo del mismo Jesús.

Entre habitar la angosta brecha de un agobiante cambio radical o construir el andamiaje de una certeza que trasciende, el pontífice argentino ha optado por lo segundo y ha capitaneado la reconstrucción de esa barca que debe seguir a flote ante las tormentas que le sorprendan.

En este nuevo aniversario de la elección de Jorge Mario Bergoglio para liderar a la Iglesia Católica, no son pocos quienes, fuera y dentro del catolicismo, se toman la cabeza pensando con desagrado o desilusión en lo que vino luego: el pontificado de Francisco, legítimo sucesor de San Pedro.

A doce años del inicio de su pontificado, siete jesuitas reflexionan sobre el impacto del papa Francisco en su camino personal como seguidores de Jesús, compartiendo cómo su liderazgo ha inspirado y transformado su vocación de fe.

¿Queda, todavía, credibilidad en la Iglesia? Me parece que todas las respuestas posibles encuentran lugar ante la pregunta; en los extremos encontraríamos un sí y también un no. ¿Por qué sí y por qué no?

A doce años del inicio de su pontificado, siete jesuitas reflexionan sobre el impacto del papa Francisco en su camino personal como seguidores de Jesús, compartiendo cómo su liderazgo ha inspirado y transformado su vocación de fe.

Queridos hermanos y hermanas: Con el signo penitencial de las cenizas en la cabeza, iniciamos

Llevo doce años escuchando y mirando tu forma de dirigir la Barca de Pedro, y te quiero decir por qué me has incomodado.