Evangelio del domingo 11 de junio

«Glorifica al Señor Jerusalén»

JUNIO

Domingo 11

El cuerpo y sangre de Cristo

  • Dt 8, 2–3, 14b–16a
  • Sal 147
  • 1 Cor 10, 16–17
  • Jn 6, 51–58

§ El fragmento del Deuteronomio recuerda al pueblo de Israel que, en medio de su camino por el desierto, Dios les fue enseñando, ante todo, que el alimento de vida es su propia palabra, que en medio de la necesidad alimenta a su pueblo y da vida. También recuerda que el Señor está con ellos, les da lo necesario para comer y los guía con su palabra.

§ Pablo recuerda a la comunidad de Corinto que nuestro alimento es el cuerpo y sangre del Señor, esto nos une en un solo cuerpo, aunque seamos diversos, formamos una comunidad, ya que todos «comemos todos del mismo pan».

§ En este pasaje del Evangelio de Juan se nos muestra a Jesús que se anuncia como el pan verdadero, «el que come mi pan y bebe mi sangre tiene vida eterna». Es la referencia a cómo la vida se obtiene al dejarse cambiar por Jesús, verdadero alimento que da la vida eterna en contraposición al maná que alimenta, pero no da vida eterna. Jesús se da como alimento para bien de cada uno de nosotros.

Esta fiesta del cuerpo y la sangre de Cristo nos recuerda que Jesús se hace alimento para la comunidad y nos une en una sola familia. Este alimento que Dios da, fortalece y guía a la comunidad. También encontramos una invitación a que nosotros seamos de igual modo, alimento para la comunidad. La familia cristiana está llamada a alimentarse de Jesús y ser alimento para los demás.

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