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n esta ocasión dialogamos con Sheija Amina Teslima al Jerrahi, líder de la Orden Sufí Nur Ashki Jerrahi, en México. El sufismo es una línea del islam que se caracteriza por cultivar la mística en todas sus dimensiones, incluyendo la comunidad, la oración y la intimidad con Dios. A través de sus palabras, Amina expone bellamente su experiencia como autoridad en una comunidad islámica, siendo ella una mujer que nunca buscó desempeñarse en aquel rol. Amina tiene claro que, por lo menos en lo que respecta a la autoridad en una orden mística, desempeñar un papel así significa, sobre todo, un servicio para los demás y un constante trabajo interior para no olvidar que la auténtica autoridad proviene de Dios.
Elías González Gómez (EGG): Cuéntanos un poco cómo es que llegaste a fungir el rol de sheija en tu comunidad.
Amina Teslima al Jerrahi (AT): Es un punto ciego para mí. Nunca me estoy cuestionando el aspecto de la autoridad de manera consciente. Lo vivo siendo completamente transparente y sin ánimo de scholarship o de erudición, sino de experiencia directa, que es por lo que estoy en este camino. Ejerzo esta función por la experiencia de la Realidad. Desde ahí es que me nace realmente hablar, porque es lo que verdaderamente vivo. No necesariamente pasa por la mente racional, sino que es un impulso que tiene que ver con muchas cosas. No llené una solicitud para tener autoridad, nunca le pedí a Dios «por favor, hazme sheija»; era algo completamente fuera de mi alcance. Pero fue la pasión, como la vela del barco que es inflamada por los vientos, que la vida misma ejerce sobre ti y tu circunstancia; fue la pasión por conseguir un maestro. Entonces, cuando esa aspiración está satisfecha, se crean condiciones nuevas. Es donde te abres a vivir cosas que nunca antes te hubieras formulado, como encargarse de la comunidad sufí de México, que fue justo lo que mi maestro me pidió. Mucha gente en México había tomado la iniciación en el sufismo con él, y surgía la pregunta de quién iba a organizar la comunidad, quién iba a acompañarlos. Me lo pidió a mí y así comenzó la historia de la supuesta autoridad. Es decir, es un encargo. La autoridad nunca es algo central, desde el punto de vista de quien no está tratando de diseñar, producir o construir su destino, sino que se deja llevar por las alas del amor, siguiendo una intuición que le abre las puertas. Así es como se llega a comprender qué es la autoridad. Para mí no es algo teórico; más bien soy la primera sorprendida por lo que ha pasado conmigo, por si tengo o no cierta autoridad espiritual que, por supuesto, nunca será mía. La autoridad tiene que venir de otro lado para poder funcionar en el contexto místico. Una tiene que ser la lámpara, mientras que la realidad divina la central eléctrica. Cuando estás en comunión —como dirían los católicos—, cuando estás en resonancia, participando de la conciencia de esa central eléctrica que rige todo movimiento, puedes percibir conscientemente que todo proviene únicamente de ella, de esa Realidad Absoluta en el centro de la cual recibes todo, incluso la guía necesaria para vivir y servir.
«La autoridad tiene que venir de otro lado para poder funcionar en el contexto místico».
EGG: Cuando te escucho siento que para ti la autoridad es una dimensión que se traduce en un servicio.
AT: Correcto, has dado en el clavo en el sentido de que para una persona que ejerce una función, como la que a mí me ha tocado involuntariamente, su única obligación es servir a los demás. Es decir, servir a esa comunidad en cuanto a sus necesidades espirituales y en conexión con la tradición que represento. Es puro servicio, no es nada más.
EGG: No pude evitar pensar en Jesús y cómo, después de hablar, reconocían su autoridad porque hablaba desde una experiencia viva. La autoridad tiene que venir, por lo tanto, de la experiencia.
AT: Exactamente, y es que estamos en una orden mística, en un campo de misticismo y contemplación, no en uno político o sociológico. Hay muchos campos, pero en una comunidad mística es donde se necesita con más urgencia la transparencia. La autoridad también puede convertirse en un velo para mí o para cualquiera. Quien recibe autoridad tiene que hacer todo lo que le corresponde para que su yo limitado se mantenga en un nivel de conciencia que no se corrompa. Aunque lo verdadero del ser humano es incorruptible, hay aspectos que sí lo son. Entonces, debemos tener conciencia de su funcionamiento y de cómo la autoridad se puede desorientar, ya que está presente el yo limitado, con todo el drama del yo individual y de la identidad perentoria. En ese sentido, en cualquier momento se me pueden ir las cabras y asumir cosas que no me corresponden. Todos somos igualmente vulnerables, no importa cuál sea nuestra estatura espiritual. Siempre existe el error humano, y errar nos lleva a aprender. Por eso hay que estar conscientes, para que, en cuanto nos subamos al carro de la corrupción, podamos meter reversa y pedir disculpas por atribuirnos roles que no teníamos qué.
EGG: ¿Y la autoridad en el islam?
AT: Muhammad, el profeta —la paz sea con él—, logró impulsar una comunidad ideal después de 13 años de intensa opresión. Pudo hacer una comunidad en un oasis, en Medina, y ahí estuvieron 10 años. Se desarrolló un grado de organización social muy elevado. Claro que hubo drama porque no hay manera de evitarlo por completo, pero algo que él implementaba eran las consultas, en las que todas las personas participaban, incluidas las mujeres. Había hombres que se oponían, pero la shurá se implantó. Por otro lado, esto me hizo pensar en un ingeniero holandés, no recuerdo el nombre, que generó todo un modelo para crear organizaciones sociales diferentes. En una empresa, por ejemplo, normalmente se cree que quien tiene más autoridad es el inversionista, pero él afirmaba que no es así, ya que en realidad son los trabajadores quienes sostienen la empresa y quienes tienen más conocimiento de todo. Él invirtió la pirámide, colocando a los trabajadores a la cabeza y al resto en la base, con el propósito de servirlos y nutrirlos. Pienso en esas otras organizaciones y otros modos de autoridad.
«Todos somos igualmente vulnerables, no importa cuál sea nuestra estatura espiritual. Siempre existe el error humano, y errar nos lleva a aprender».
EGG: Me parece muy interesante cómo distingues la autoridad en un ambiente místico de otros, como el político o el empresarial.
AT: Sí. No se podría aplicar la guía divina en los mismos términos que los de un partido político o una administración gubernamental, por ejemplo. Eso, obviamente, sería sujeto de abuso por cualquiera que desee tomar el poder. No es realista. Tienen que existir valores que condicionen ese campo para que sea funcional. Sin embargo, en una orden mística hay un conocimiento explícito, nos demos o no cuenta, de que estamos en manos de la Realidad Divina.
EGG: ¿Tienes alguna reflexión en torno a la nueva coyuntura política en México ahora que tendremos a la primera presidenta?
AT: Me parece interesante el tema de la mujer y la autoridad en el contexto en el que Claudia Sheinbaum sube al poder. Es la primera vez que una mujer ejerce la presidencia en México después de muchos siglos. Me conmueve su destino, lo que le toca asumir y lo que significa. Por ser mujer obviamente tiene otro relieve. Vamos a ver cómo nos va.