Milei y el nuevo escenario electoral en Argentina

Por Javier Contreras Mora, S.J.-Revista SIC

Al realizarse las elecciones conocidas como las PASO (Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias), los electores expresaron su opinión y sentir en medio de un clima político marcado por la incertidumbre respecto al manejo de los dos grandes temas nacionales: la inseguridad y la situación económica; ámbitos que no se pueden desligar de la valoración sobre quienes ejercen el poder y a quienes se les atribuye las responsabilidades por acciones u omisiones.

Si de valoraciones a quienes ejercen el poder trata, es precisamente Javier Milei, representante y líder del movimiento La Libertad Avanza, la figura que ha enarbolado la bandera de cuestionar todo lo que hacen los políticos que él ha denominado la casta, apelativo que endosa por igual a los dirigentes de izquierda y de derecha, a peronistas tradicionales o a los partidarios de Juntos por el Cambio, agrupación encabezada por Mauricio Macri, quien en 2015 fue electo presidente de Argentina, rompiendo con la sucesión de gobiernos de izquierda vinculados  la familia Kirchner – Fernández.

Esa impronta de no pertenecer a los partidos, sumada a una línea discursiva beligerante que lo desmarca de la corrección política, han hecho que Milei encarne al outsider, figura que, ante las crisis de liderazgo y el hartazgo de grandes sectores poblacionales, gana relevancia y se convierte, procesualmente y dependiendo de algunas variables, en una opción que logra calar en importantes bloques electorales. Dos de las variables necesarias para la consolidación del outsider confluyeron en el caso argentino: los partidos políticos y su dirigencia han dado muestra de la incapacidad para gestionar los problemas nacionales y, al mismo tiempo, las divisiones internas han diluido los votos duros o filiaciones político-ideológicas con las que antes se contaba.

Con lo descrito anteriormente, que se presenta como una suerte de contextualización, se procederá, a continuación, a realizar una breve observación sobre tres aspectos que dejan las PASO: 1) ¿Por qué Milei obtuvo esa votación? 2) Ante los números alcanzados por Milei, ¿quiénes son los perdedores? 3) ¿Qué puede pasar hasta el 22 de octubre?

¿Por qué Milei obtuvo esa votación?

El riesgo de caer en simplificaciones es alto al intentar responder esta interrogante. Vale decir, de entrada, que no parece conveniente manifestar que el candidato de La Libertad Avanza es, solo y principalmente, beneficiario del voto castigo, porque comprometerse con esa afirmación podría eliminar la capacidad de observar otros elementos significativos como el peso de una propuesta económica que, más allá de compartir o no, resulta determinante en el apoyo que Milei ha conseguido.

Junto a su propuesta económica, basada en la libertad de mercado y que este mercado sea el dinamizador de la sociedad y las interacciones que en ella se den, parece haber tenido impacto la propuesta sobre el manejo de los asuntos de seguridad, área en la que destacan las ideas de fortalecer el carácter punitivo de la justicia, el establecimiento de una política en la que el castigo al delincuente sea tal que se erija como desestimulo para quienes practiquen actividades al margen de la ley y, todo esto, enmarcado en una reforma del sistema judicial y policial.

Según estimaciones de la Junta Electoral, en las PASO del domingo 13 de agosto votó el 69 % de las personas habilitadas para ejercer su derecho, con lo que se registró la menor participación en este tipo de comicios[1]. Milei alcanzó el 31,63 % de los votos, convirtiéndolo en el candidato más votado de la jornada y, por derivación, se intuye la gran aceptación de sus ofertas, entre las que destacan la reducción del Estado en favor del mercado, la modificación o eliminación del pago de impuestos, un proceso que conduzca a la dolarización, la privatización de las empresas estatales, la militarización de los centros penitenciarios, la libre portación de armas y la baja en la edad para la imputabilidad de menores inmersos en hechos delincuenciales.

Se ha intentado, brevemente, evidenciar el basamento de la propuesta con la que Milei ha conectado con un electorado que lo apoyó. Por el peso de sus planteamientos y el giro que su hipotética implementación produciría en Argentina, se insiste en la sugerencia de no interpretar a Milei solo como quien supo capitalizar el descontento; parece existir algo más de fondo, hipótesis que se afianza entre otras cosas con el apoyo que parece tener la siguiente afirmación del candidato: “Esa aberración llamada ‘justicia social’ que es injusta porque implica un trato desigual frente a la ley y está precedida del robo”[2].

Ante los números alcanzados por Milei, ¿quiénes son los perdedores?

El principal derrotado es Sergio Massa, quien logró el 22,45 % de los votos generales, lo que le valió para dirimir el representante del actual gobierno para las elecciones de octubre, superando a su copartidario Juan Grabois, quien obtuvo el 6,16 %[3]. Al sumar los porcentajes de los representantes de Unión por la Patria, el resultado arroja la cifra de 28,61%, lo que significa que el apoyo a la propuesta vinculada al kirchnerismo estuvo tres puntos por debajo de La Libertad Avanza. El desgaste del ejercicio del poder y la acumulación de episodios de corrupción que se unen a la crisis económica pasaron factura a quienes ni con la ventaja que otorga gobernar pudieron verse favorecidos con el voto.

También perdió Juntos por el cambio, agrupación en la que fue escogida como candidata presidencial Patricia Bullrich, con un porcentaje de 16,98 % de los votos, sobre el 11,3 %[4] del otro candidato de la tolda, Horacio Rodríguez Larreta. La agrupación dirigida por el expresidente Mauricio Macri alcanzó el 28,28 % de los votos, quedando en un empate virtual con Unión por la Patria en cuanto a fuerza político-electoral.

La interpretación respecto a los movimientos políticos y los candidatos que pueden considerarse perdedores, se construye en base a los resultados de las PASO y los datos que de esta elección se desprenden. Quedando todavía algo más de dos meses para las presidenciales, sería tan prematuro como arriesgado sentenciar la inmutabilidad de la distribución de los votos que ahora se conocen. Recordar esto abona el terreno para un análisis que no prescinda del peso de las dinámicas que suelen instalarse en torno a los eventos electorales y, no en pocas ocasiones, rompen con la pretendida linealidad de la configuración de escenarios.

¿Qué puede pasar hasta el 22 de octubre?

Se afinarán estrategias en los tres movimientos políticos que se disputarán la presidencia. Es probable que Sergio Massa intente revertir los resultados de las PASO, haciendo uso de recursos del Estado para reafianzar las bases clientelares de su propuesta y que el enfoque de sus discursos esté en el carácter reivindicativo y de justicia social que su formación política propugna.

Bullrich, por su parte, quizá busque acercarse discursivamente a Milei, ya que, a fin de cuentas, más allá de las diferencias entre sus postulados, representan el bloque de ideas contrarias al kirchnerismo, modelo político y de gobernabilidad al que ambos identifican como el enemigo a vencer, el lastre a dejar atrás para que Argentina avance hacia el desarrollo y la recuperación de la confianza en las instituciones. Este es un escenario poco probable, cuando menos, por la resistencia mostrada por Milei en cuanto a la viabilidad de sumar fuerzas con quien él considera la casta que es parte del problema y no de la solución.

En cuanto a Milei, ahora con la certeza de un capital electoral que lo ubica como serio aspirante a la presidencia, se abren varias interrogantes de las que es pertinente destacar dos. ¿Verá la conveniencia de moderar un poco su estilo y agresividad, en función de captar nuevos votos que lo consoliden como el favorito? ¿Un antipolítica como él, enfrentado a las instituciones, al Estado y a los partidos políticos y sus integrantes, será capaz de captar la importancia de negociar, tender puentes y garantizar una posible gobernabilidad?

En cuanto a la primera pregunta, no es difícil que pueda suavizar ciertos modos y así impactar en segmentos a los que todavía no ha llegado. Ya en la segunda pregunta, esa posibilidad parece más distante y dependerá, en buena medida, del olfato propio y el de sus asesores para determinar los distintos matices con los que ha de contar alguien en el juego político, así desprecie los mecanismos que allí operan.

Para cerrar este breve artículo, resulta útil recordar que las PASO son una buena fotografía; no obstante, como toda fotografía, se convierte en recuerdo. La metáfora seleccionada busca reafirmar que las dinámicas político-electorales no son lineales ni inamovibles, de tal modo que los datos porcentuales de cualquier evento comicial son una referencia ubicable en un momento determinado, y esa referencia ha de estar en diálogo con las distintas aristas que confeccionan el panorama social, económico y político de un lugar, en este caso, el de Argentina, país en el que se puede afirmar que el hecho político con todo su andamiaje está siendo puesto a prueba, haciendo patente sus debilidades. ¿Lograrán hacerse visibles, también, sus fortalezas?

Notas:

  1. Datos tomados de https://tn.com.ar/policiales/2023/08/13/paso-2023-voto-el-69-del-padron-y-fue-la-participacion-mas-baja-en-elecciones-presidenciales-desde-1983/
  2. Tomado de https://www.eldiario.es/internacional/javier-milei-candidato-ultra-argentino-favor-venta-organos-aberracion-justicia-social_1_10444992.html
  3. Tomado de https://cnnespanol.cnn.com/2023/08/13/resultados-elecciones-argentina-paso-2023-en-vivo-votaciones-noticias-orix-arg/
  4. Ídem.

Este contenido fue originalmente publicado en Revista SIC, quien otorgó derechos de reproducción.

Imagen de portada: Depositphotos.

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