Un sacerdocio profético: 35 años de los mártires jesuitas de El Salvador

En 2016, treinta jesuitas de varios países de América Latina se reunieron en la Universidad Centroamericana «José Simeón Cañas» (UCA) en la vibrante capital de El Salvador. Unidos en nuestra búsqueda de una licenciatura en teología (algunos de nosotros estudiando en Brasil, otros en Chile y Colombia), nos embarcamos en un viaje transformador, anticipando nuestra ordenación como diáconos en los próximos meses. Esta reunión de un mes fue una oportunidad profunda para reflexionar sobre la misión del sacerdocio dentro de la Compañía de Jesús. A través de discusiones significativas con jesuitas especializados en varios campos apostólicos, profundizamos nuestra comprensión de nuestro llamado y compromiso.

En una de nuestras conversaciones más sinceras, un teólogo compartió una idea poderosa: «El sacerdocio en la Compañía de Jesús es profético». Esas palabras de Jon Sobrino, S.J., un teólogo destacado en nuestra región, realmente resonaron en nosotros. En ese momento, la rica historia de los profetas —Moisés, Elías, Isaías, Jeremías y Amós, Juan el Bautista y Monseñor Romero— se desplegó en nuestras mentes y corazones. Sentimos un profundo sentido de pertenencia a una narrativa histórica de individuos extraordinarios, todos centrados en Jesucristo, el Hijo de Dios, que enfrentó la persecución por defender un mensaje de amor y compasión. Jesús de Nazaret estuvo con los marginados por la sociedad, encarnando la esperanza, la misericordia y la solidaridad. Su resurrección, un acto profundo de la justicia de Dios Padre, nos reunió en una comunidad donde pudimos escuchar nuevamente su voz y aprender de él.

En el silencio del aula, Jon Sobrino SJ honró la memoria de los seis jesuitas martirizados en la UCA, quienes valientemente dieron su vida en El Salvador, compartiendo la buena noticia de Dios con su pueblo. Su misión estaba profundamente entrelazada con la historia de El Salvador, una historia marcada por la lucha y el sufrimiento. A través de su fe, descubrieron la voz de Dios que los llamaba a transmitir un mensaje de esperanza, incluso cuando eso significaba enfrentarse a los poderes opresores de su tiempo. Proclamar esta buena noticia no fue una tarea fácil; requirió una profunda reflexión interior y horas de oración. Sin embargo, se mantuvieron firmes en su misión de llegar a los marginados, diciéndoles: «Dios está con ustedes y desea una vida digna para ustedes, una que ofrezca refugio, tierra para cultivar y salarios justos por un trabajo honesto».

Los mártires jesuitas utilizaron la universidad como un poderoso medio para proclamar el Evangelio. Imaginaron una institución que colocaría los desafíos de la sociedad en el primer plano de su investigación, analizando y discutiendo estos temas para proponer soluciones efectivas. Esta universidad estaría comprometida con el recorrido histórico de la nación, sirviendo como un foro donde las diversas voces pudieran unirse para abordar problemas sociales urgentes como la pobreza, la injusticia y la desigualdad. Su visión veía a la ciencia como una fuerza para la mayoría. Los seis jesuitas que fueron trágicamente asesinados en la universidad encarnaban el ideal jesuita de una vida de pobreza entrelazada con la educación. Su compromiso era reflexionar profunda y reflexivamente sobre temas importantes a través de los lentes de la filosofía, la psicología social, la teología y la educación. Al hacerlo, inspiraron a una comunidad de intelectuales locales que continúan creando ciencia que tiene un profundo significado social.

Lucía Cerna, testigo de la masacre de los seis jesuitas, junto a su ama de llaves y su hija, ha compartido su impactante relato de aquel día, nacido de su propio sufrimiento. Tras sufrir torturas a manos de autoridades extranjeras, Lucía relata los trágicos acontecimientos del 16 de noviembre de 1989, llevándonos al jardín donde los jesuitas fueron asesinados por atreverse a pensar libremente. Su vida y su testimonio abren una ventana al corazón de su país natal.

Al conmemorar el 35º aniversario del martirio de los jesuitas de la UCA, los invito a ver la película «Lo que vio Lucía» para honrar las vidas valientes de quienes verdaderamente abrazaron las enseñanzas del Evangelio. Que este aniversario nos inspire a reflexionar sobre una pregunta profunda que planteó Ignacio de Loyola hace 500 años: «¿Qué hemos hecho por Cristo?»

La película «Lo que vio Lucía» se puede ver, en exclusiva y de forma gratuita, en la página web de Archbishop Romero Trust . Se trata de una producción española con subtítulos en inglés y tiene una duración de 103 minutos.

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Este sábado 16 de noviembre se conmemora el 35 aniversario del martirio de seis sacerdotes jesuitas, junto con su ama de llaves y su hija, en El Salvador. Los asesinados esa noche fueron:

1. Ignacio Ellacuría, de 59 años, fue rector de la universidad, extraordinario politólogo, insigne teólogo de la liberación, brillante filósofo y destacado exponente de la obra de Xavier Zubiri.

2. Ignacio Martín-Baró, de 47 años, era Vicerrector, destacado psicólogo social especializado en derechos humanos y salud mental.

3. Segundo Montes, de 56 años, fue Director del Instituto de Derechos Humanos de la Universidad (IDHUCA), que documentó minuciosamente los abusos contra los derechos humanos. Su trabajo se centró en los refugiados internos y las personas desplazadas por los combates, que se encontraban en una situación de extrema vulnerabilidad.

4. Juan Ramón Moreno, de 56 años, fue un reconocido escritor, guía y promotor de la espiritualidad ignaciana, bibliotecario del Centro Romero de la Universidad, Secretario Provincial y Archivero Provincial.

5. Amando López, de 53 años, era profesor de teología y filosofía y administrador universitario.

6. Joaquín López y López, de 71 años, fue Director de Fe y Alegría, un movimiento de educación básica y desarrollo social cuyas actividades están dirigidas a los sectores más empobrecidos y excluidos de la sociedad salvadoreña.

7. Julia Elba Ramos, de 42 años, era ama de llaves/cocinera de la comunidad jesuita.

8. Celina Ramos, de 16 años, era hija de Julia Elba.


Imagen de portada, cortesía de la Red Ignaciana de Solidaridad .

La versión original de este texto se publicó en el sitio web de Jesuitas Reino Unido, se reproduce con autorización del autor.

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