Protesta en la COP30: indígenas y activistas exigen justicia climática en Belém


Durante el segundo día de la COP30, realizado en Belém, Brasil, un grupo de manifestantes, en su mayoría indígenas y activistas por el territorio, interrumpieron en la sede donde se lleva a cabo la cumbre. El hecho ocurrió el martes 11 de noviembre, cuando, a través de gritos y empujones, decenas de personas exigían poder ingresar a la sala que acoge la cumbre climática. Los manifestantes demandaron justicia climática y una mayor protección de los bosques amazónicos, denunciando que sus comunidades son las más afectadas por la crisis ambiental global.

Varios manifestantes portaban carteles con mensajes como «Salven el Amazonas» y «Nuestra tierra no está en venta». El periódico MILENIO menciona que, de acuerdo con varios testigos y portavoces de la ONU, el grupo llegó hasta la sede de la COP30 ondeando banderas y pancartas antes de burlar los dispositivos de seguridad, derribando las puertas e intentando ingresar a la sala principal del evento.

Agustín Ocaña, coordinador de movilización juvenil para «Global Youth Coalition», señaló que algunos manifestantes gritaban consignas como «No pueden decidir por nosotros sin nosotros», refiriéndose a las tensiones sobre la participación de los pueblos indígenas en la conferencia.

Ocaña también destacó que varias comunidades indígenas han expresado su frustración ante la manera en que se están administrando los recursos destinados a la región, mientras existen carencias en educación, salud y protección ambiental en otras zonas del Amazonas. «No hacían esto porque fueran malas personas. Están desesperados, tratando de proteger su tierra, el río», afirmó.

Foto: Hermes Caruzo/COP30

Además de los pueblos indígenas amazónicos, entre los manifestantes también se encontraban profesionales del sector salud, quienes advirtieron que el cambio climático está agravando la incidencia de enfermedades como las cardiovasculares, respiratorias y renales. De acuerdo con diversos expertos, el aumento sostenido de las temperaturas ha favorecido la propagación del dengue, al acelerar el ciclo de reproducción de los mosquitos transmisores del virus.

«Viví décadas en Belém y nunca tuve dengue. Ahora todo el mundo lo contrae… se ha convertido en una enfermedad urbana», afirmó la manifestante Lena Peres, infectóloga de 63 años que actualmente trabaja para el Ministerio de Salud de Brasil.

Ya lo decía el papa Francisco en la Laudato Si’: en materia ambiental, «hace falta incorporar la perspectiva de los derechos de los pueblos y las culturas, y así entender que el desarrollo de un grupo social supone un proceso histórico dentro de un contexto cultural y requiere del continuado protagonismo de los actores sociales locales desde su propia cultura».

En ese sentido, la protesta evidenció el descontento de las comunidades amazónicas justo cuando la COP30 intenta recuperar los compromisos incumplidos de años anteriores, recordando que las promesas climáticas no pueden avanzar sin la voz de quienes habitan y defienden los territorios más afectados por la crisis ambiental.

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