«Vigilar no es temer, es despertar para acoger la vida».
Noviembre
- Is 2, 1–5
- Sal 121
- Rom 13, 11–14
- Mt 24, 37–44
§ Este domingo comenzamos un nuevo año litúrgico que nos invita a abrir de nuevo el corazón a la esperanza. El Adviento no es una espera vacía; es preparación activa en la que se dispone el corazón al encuentro con la ternura de Dios.
§ Isaías sueña con una humanidad que sube al monte de Dios para aprender sus caminos. Nos invita a soltar las espadas y caminar el sendero de la paz.
§ Pablo nos despierta con firmeza del letargo, ¡ya es hora de sacudirnos la indiferencia! La salvación no está lejos, está aconteciendo. Vestirnos de Cristo es decidirnos a vivir en relación con Él desde la honestidad, la compasión y la luz.or Él.
§ El Evangelio recuerda los días de Noé cuando todos vivían distraídos y el diluvio los sorprendió. Jesús no quiere que temamos el fin, más bien que pongamos nuestra atención en lo esencial y estemos vigilantes. Vigilar es cuidar nuestras acciones, reconocer de dónde vienen y a dónde nos llevan.
El Adviento es una invitación a caminar con los ojos bien abiertos y reconocer a Dios que viene a nuestro encuentro en lo cotidiano.






