«Demos gracias al Señor por sus bondades»
JUNIO
Domingo 23
- Job 38, 1. 8–11
- Sal 106
- 2 Cor 5, 14–17
- Mc 4, 35–41
§ El breve fragmento del Libro de Job prepara, en este caso, para el Evangelio, ya que presenta a Dios poniendo límites al mar y a sus olas. Así como Dios tiene poder sobre la creatura mar, también Jesucristo, su Hijo, en el Evangelio, participa de este poder, puesto que increpa al viento que amenazaba con hundir la barca y lo silencia.
§ En la Segunda Carta a los Corintios Pablo reconoce que, si antes juzgó equivocadamente a Cristo con criterios humanos, ahora ya no lo hace. Ahora él se reconoce como una creatura nueva porque vive según Cristo. El cristiano vive en el amor de Cristo que, por su encarnación llevada a consumación en los misterios pascuales, nos redimió y salvó introduciéndonos en esos mismos misterios.
§ En el horizonte cultural de los hombres y mujeres del tiempo de Jesús el mar estaba relacionado con el caos y, por tanto, con aquello que perturbaba el orden. El gesto de Jesús de callar y enmudecer al viento, que amenazaba con hundir la barca, significa que tiene poder también contra esa adversidad que sobrepasa a cualquier ser humano.
La escena evangélica invita a tener fe de que ningún «mar» será más poderoso que la gracia y la salvación que Dios nos da en Jesucristo. También esta escena nos invita a dejarnos acompañar por la presencia silenciosa de Jesús que nos acompaña y no nos deja perecer cuando los vientos son fuertes y amenazan con hundir nuestras barcas.