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Películas para reflexionar sobre el perdón y la misericordia

El papa Francisco, en la Bula Misericordiae Vultus. El rostro de la misericordia, nos dice al respecto: «Hay momentos en los que de un modo mucho más intenso estamos llamados a tener la mirada fija en la misericordia para poder ser también nosotros mismos, signo eficaz del obrar del Padre». Recomiendo a continuación una serie de películas de diferentes géneros, nacionalidades y culturas que nos pueden ayudar a contemplar el rostro de la misericordia manifestado en historias humanas que tocan el corazón.

En un mundo mejor 

(Dir. Susanne Bier, Dinamarca, 2010)

Ganadora del Oscar a Mejor película de habla no inglesa, esta cinta narra la historia de Anton, médico que divide su tiempo entre una ciudad idílica en Dinamarca y un caótico campo de refugiados en África. Abuso, abandono, rabia y deseos de venganza hay en ambos lados. Elías, hijo de Anton, sufre constante bullying de uno de sus compañeros hasta que otro chico, Christian, lo defiende. Anton también es golpeado por un mecánico frente a sus hijos y Christian, pero él se defiende poniendo la otra mejilla. Christian cree que eso no se puede quedar así y planea con Elías una «venganza» (título original de la cinta). He aquí el dilema de aplicar la ley del Talión («ojo por ojo, diente por diente») o poner la otra mejilla (cfr. Mt 5, 38–39), que puede ser una forma de enfrentar al agresor y buscar caminos para el perdón, la reconciliación y la paz, y así acceder a un mundo mejor.

Amigos

(Dir. Eric Toledano y Oliver Nakache, Francia, 2011)

Amigos es una historia de dos hombres; uno, un millonario tetrapléjico que depende de un equipo de enfermeros y asistentes para sobrevivir; otro, un inmigrante que acaba de salir de la cárcel y vive de la asistencia pública. Poco a poco, con humor, coraje y sin chantajes, irán rompiendo barreras y superando limitaciones para tener una mejor calidad de vida y descubrir lo que significa ser amigos. Esta película nos puede ayudar a reflexionar sobre la compasión y la verdadera amistad a través del contraste, la complementariedad y la apertura al otro. Por supuesto que aquí podemos recordar lo que dice el Eclesiástico sobre la amistad: «Un amigo fiel es apoyo, el que lo encuentra, encuentra un tesoro. Un amigo fiel no tiene precio, es incalculable su valor. Un amigo fiel es medicina para la vida» (Eclo 6, 14–16).

Pena de muerte 

(Dir. Tim Robbins, Estados Unidos, 1995)

«El perdón de Dios por nuestros pecados no conoce límites. En la muerte y resurrección de Jesucristo, Dios hace evidente este amor que es capaz incluso de destruir el pecado de los hombres. Dejarse reconciliar con Dios es posible […]. Dios está siempre disponible al perdón y nunca se cansa de ofrecerlo de manera siempre nueva e inesperada», leemos en la Bula Misericordiae Vultus (n. 22). Basada en el libro autobiográfico de Helen Prejean, esta películanos adentra en el pabellón de la muerte, donde un criminal espera su ejecución, mientras una religiosa lo acompaña espiritualmente. El peso del pecado, la pena, el perdón y la misericordia son temas que son llevados a la pantalla con fuerza, dramatismo y compasión gracias a un buen guion y la estupenda actuación de Susan Sarandon y Sean Penn.

Foto: © Adriana Carvajal, Cathopic

Todos los caminos llevan a casa

(Dir. Lee Jeong–hyang, Corea, 2002)

Sang–Woo, un pequeño de siete años, ha vivido toda su vida en la ciudad, pero ahora deberá quedarse con su abuela, una mujer sordomuda que guarda bellos secretos en su corazón. Ganadora de varios premios internacionales, esta película a cargo de Lee Jeong–hyang es una parábola sobre el amor incondicional, como puede ser el amor de una abuela por su nieto; como es el amor de Dios por nosotros. «En este Jubileo dejémonos sor- prender por Dios. Él nunca se cansa de destrabar la puerta de su corazón para repetir que nos ama y quiere compartir con nosotros su vida. La Iglesia siente la urgencia de anunciar la misericordia de Dios […]. La Iglesia se haga voz de cada hombre y mujer y repita con confianza y descanso: “Acuérdate, Señor, de tu misericordia y de tu amor, que son etenos” (Sal 25, 6)» (no. 25), dice el papa Francisco en el último número de su Bula El rostro de la misericordia. 

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