Evangelio del domingo 20 de abril

«Y, sin embargo, Jesús–Cristo resucitó: y con eso, su vida, su obra, y su estilo fueron confirmados por el Padre».

Abril

  • Hech 10,34.37–43
  • Sal 117
  • Col 3,1–4
  • Jo 20, 1–9

§ La resurrección de Jesús confirma que Jesús–Cristo no fue abandonado por el Padre (que lo paradójico de su actuar es verdadero), y confirma su misión, que será continuada por sus discípulos.

§ En la primera lectura Pedro anuncia el kerigma, primer anuncio de la Salvación en Cristo, a través del anuncio de la resurrección. Dios resucitó a Jesús–Cristo. Aquí está el fundamento de nuestra fe, de nuestra esperanza y de nuestro actuar cristiano. El salmo alaba al Señor con el canto de aleluya.

§ La carta a los colosenses nos exhorta a vivir afectados por la resurrección de Jesús–Cristo, a vivir desde este momento los efectos de participar de la resurrección de Cristo a través del bautismo. La resurrección de Jesús hizo una fisura en la muerte, por donde nos entra la Vida en abundancia. Por eso la resurrección de Cristo tiene un efecto en nuestra existencia: creer nos lleva a amar, a esperanzar con la Paz de Cristo.».

§ El amor hace reconocer en las señales de ausencia la gloria de Jesús–Cristo. En el texto completo de vv. 1–18 María llora en busca del cuerpo de Jesús, pero Jesús resucitado llama a María Magdalena y ella lo reconoce, lo intenta poseer, pero Jesús la envía en misión. Los discípulos serán enviados a anunciar el Reino de Dios y anunciar que Jesús es el Cristo, el Mesías, el Hijo de Dios.

De la certeza de que Jesús resucitó y no fue abandonado, tenemos la certeza de que nosotros no seremos abandonados, porque Él salva.

Ilustración: ©Tzitzi Santillán

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Síguenos en nuestras redes sociales
Suscríbete al boletín semanal