ver más

Evangelio del domingo 16 de julio

«Vengan a tomar agua»

JULIO

Domingo 16

  • Zacarías 9, 9–10.
  • Salmo 144.
  • Romanos 8, 9.11–13.
  • Mt 11, 25–30

§ Viene el rey, entra en la ciudad montado en un borrico. No viene acompañado de los carros y caballos que lo precedan y lo cubran en desfile, como sucede con los reyes que quieren ocultar su miedo en la ostentación de su poder.

§ Contémplalo un momento, y date cuenta de que tus ojos han sido capacitados para reconocerlo. Jesús te mira mirándolo, y se sorprende contigo: el Padre te ha dado ojos para verlo, para reconocerlo, y descubres así la vida nueva que se te ha concedido.

§ La mirada que conoce al rey en la humildad del que llega, en la carne herida del hermano o de la hermana, que viene de lejos y en pobre montura o a pie, es la mirada resucitada en el Espíritu, la que puede cambiar el mundo de un lugar donde hay que esconderse de los poderes que nos expulsan, a un lugar de acogida, de abrazos, de hermanos, de hermanas, de una sola familia.

El signo del rey humilde en Zacarías da el modelo del rey que contemplamos en Jesús. No sólo viene en un burro, sino que viene a nuestro encuentro en la carne de un albañil, como tantos que recorren nuestros caminos y que atraviesan nuestras tierras, buscando un poco de trabajo y un mejor futuro. Los ojos que saben reconocerlo ahí son los ojos transformados por el Espíritu, los ojos que saben del Padre único y común, del que nos hace hermanos y hermanas, que nos invita a recibirnos mutuamente como Él mismo nos recibe y que nos invita a transformar lo inhóspito y violento del mundo en un lugar donde la vida sea celebrada y recibida como en su propio hogar.

Ilustración: ©Tzitzi Santillán
Síguenos en nuestras redes sociales
Suscríbete al boletín semanal

    Enlázate con
    Previous slide
    Next slide
    Artículos relacionados