En este mes de marzo el papa Francisco nos invita a orar por los nuevos mártires: “Oremos para que quienes en diversas partes del mundo arriesgan su vida por el Evangelio contagien a la Iglesia su valentía y su impulso misionero”. A la luz de esta intención y del magisterio del Papa, recomiendo estas películas para comentar y analizar en nuestras comunidades.
De hombres y de dioses de Xavier Beauvois (Francia, 2010, 120 min.)
Ganadora del Gran Premio del Jurado y el Premio del Jurado Ecuménico del Festival de Cannes de 2010, esta película nos introduce en la vida de unos monjes cistercienses en Argelia durante la guerra civil que azotó el país entre 1991 y 2002. Con un guión basado en hechos reales y unas excelentes interpretaciones, Beauvois nos lleva al corazón de ocho monjes que, después de muchos años de rezar, sembrar la tierra y apoyar al pueblo con algunos proyectos para hacerle frente a la enfermedad y la pobreza, tienen que decidir, por medio de un discernimiento comunitario, si abandonan el monasterio ante la crecida violencia o se quedan ahí en su monasterio dando su vida hasta al final. En esta línea son muy oportunas las palabras del papa Francisco: “Hay que recordar que el discernimiento orante requiere partir de una disposición a escuchar: al Señor, a los demás, a la realidad misma que siempre nos desafía de maneras nuevas” (Gaudete et exsultate n. 172). Oremos con el Papa por aquellos religiosos que en diversas partes del mundo arriesgan su vida por el Evangelio.
Romero de John Duigan (EUA, 1989, 105 min.)
En esta película el actor Raúl Juliá nos ofrece quizá la mejor actuación de su carrera en el papel de monseñor Romero, cuarto arzobispo de San Salvador, pastor comprometido que en sus homilías dominicales denunció numerosas violaciones de los derechos humanos y manifestó públicamente su solidaridad con los pobres y las víctimas de la violencia política de su país. Monseñor Romero murió como mártir mientras celebraba la Eucaristía en una pequeña capilla. Adentrémonos en esta historia fílmica y pensemos en los clamores del pueblo que escuchó monseñor Romero y la manera como ofrendó su vida por Dios y sus hermanos. Reflexionemos estas palabras que nos dice el papa Francisco en su exhortación apostólica sobre la santidad en el mundo actual: “las preguntas de nuestro pueblo, sus angustias, sus peleas, sus sueños, sus luchas, sus preocupaciones, poseen valor hermenéutico que no podemos ignorar si queremos tomar en serio el principio de encarnación. Sus preguntas nos ayudan a preguntarnos, sus cuestionamientos nos cuestionan” (Gaudete et exsultate n. 44). Oremos con el Papa para que los mártires del siglo XX como monseñor Romero “contagien a la Iglesia su valentía y su impulso misionero”.
La Pasión de Juana de Arco de Carl Theodor Dreyer (Francia, 1928, 82 min.)
Juana de Arco es juzgada en Ruán, Francia, por afirmar que su lucha contra el ejército inglés ha sido inspirada por Dios. Si no se retracta de esto será acusada de herejía y condenada a morir en la hoguera. Este clásico del cine ha pasado a la historia por innovar en la época del cine mudo con una selección de primeros planos de la actriz Maria Falconetti. Otros cineastas como Bresson o Rossellini han abordado la vida de esta santa y heroína francesa, pero lo que logró Dreyer transmitirnos con su obra es excepcional. Dejémonos tocar e interpelar por la historia de esta mártir del siglo XV, contemplemos cada cuadro de esta narrativa visual y comentemos en grupo lo que nos dice el papa Francisco sobre esta joven santa: “Santa Juana de Arco nació en 1412. Era una joven campesina que, a pesar de su corta edad, luchó para defender a Francia de los invasores. Incomprendida por su aspecto y por su forma de vivir la fe, murió en la hoguera” (Christus vivit n. 53). Oremos con el Papa para que todos aquellos que en diversas partes del mundo arriesgan su vida por el Evangelio, encuentren inspiración en santas y mártires de todos los tiempos como Juana de Arco.
Imagen de portada: Fotograma, De hombres y de dioses (Dir. Xavier Beauvois).
