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Mística

Oración cosmoteándrica y diálogo interreligioso

A mediados del 2021 fui invitado por el espacio SomCristians para coordinar un proyecto llamado «Vida Mística».Después de algunos meses de diálogo, logramos construir una propuesta que iniciamos con la lectura del libro De la mística del pensador indio-catalán Raimon Panikkar.

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Grupo de estudio sobre mística

Es un grupo de estudio, por lo que se centra en la lectura y diálogo en torno a distintos materiales como textos, podcast y videos.
Las reuniones son mensuales (terceros o cuartos jueves de cada mes) de 7:30 a 9 pm vía zoom.

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La muerte y la mística 

Puede ser que uno de los motivos por los cuales nuestro tiempo adolece de una pérdida sistemática de auténtica dimensión mística sea aquella doble condición de la sociedad contemporánea a la cual la teóloga anglicana Catherine Pickstock caracterizó como necrofílica y necrofóbica a la vez.

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Apuntes sobre la Oración Ignaciana

Durante su tiempo convaleciente en Loyola, san Ignacio descubrió un mundo que no conocía: la dimensión de la interioridad. La mayor parte de nuestras vidas las vivimos en la superficialidad de nuestro discurso mental, que nos mantiene permanentemente distraídos.

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Un libro para ir más allá del monopolio religioso

En un artículo anterior abordaba los puntos fundamentales presentados en mi libro El dinamismo místico. Mística, resistencia epistémica y creación del mundo nuevo (Aliosventos, 2022). En esta ocasión, me propongo hacer lo mismo con un segundo libro ahora titulado Religarnos. Más allá del monopolio de la religión (Kairós, 2023).

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¿Qué es la mistagogía? 

La mística es un don gratuito. No depende de nuestros esfuerzos ni se le alcanza a través de méritos o autoperfeccionamientos. Sin embargo, como todo don, es necesario que el receptor acepte el don para que éste pueda ser recibido, pues un regalo que no se acepta deja de ser una relación gratuita.

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Tras los pasos de san Buenaventura

Algunos lo llaman el «Dr. Seráfico», otros el «Dr. Devoto», sin embargo, en su época fue conocido como Buenaventura (el afortunado) porque cuando era niño se dice que estuvo enfermo de gravedad y su madre pidió la intercesión de Francisco de Asís y tiempo después el niño se curó; desde entonces lo empezaron a llamar Buenaventura, y también su corazón quedó ligado a la incipiente orden de los Franciscanos.

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