A partir de la conclusión del Concilio Vaticano II se han tenido sínodos de obispos representantes de los diversos países, bajo la guía del papa, para abordar distintas cuestiones de la vida de la Iglesia y realizar cada vez mejor su misión en el mundo.
Acaba de morir el pasado martes 4 de junio un importante teólogo que hizo aportes muy valiosos en la época del concilio ecuménico Vaticano II realizado de 1962 a 1965.
Pretendo ofrecer la luz de Jesús a un mundo, y un país, lacerado por la violencia: Jesús impulsa las dinámicas fraternales y nos ayuda a enfrentar las antihumanas. Y también a fortalecer la esperanza, dando impulso y motivación, para comprometernos en el trabajo por la paz.
No hay un solo antropocentrismo, sino diferentes formas y algunas consecuencias importantes teóricas y prácticas que de ahí derivan.
Se requiere de adecuada comprensión del mensaje bíblico, en especial del de Jesús mismo, lejos de justificar la depredación ecológica economicista, exige una justicia entre los pueblos y también respecto a la naturaleza.