
Son las seis de la mañana. El Himno Nacional, cantado en otomí por un grupo de niñas de la comunidad de Micuá, desbarata el silencio de la madrugada.

La Plataforma Puebla–Huayacocotla de la Provincia Jesuita de México dio un paso importante en la investigación sobre la experiencia de la gente del pueblo otomí de Texcatepec en los campos agrícolas de producción de fruta en «el otro lado», como comúnmente se le dice a los Estados Unidos de Norteamérica.

Esta reflexión muy sintética surge de la costumbre de acompañar a las comunidades indígenas ñuhú, náhuatl y masapijní de la sierra de Huayacocotla, lo que hemos visto y oído en ellas, en contraste con la sociedad dominante.