Evangelio del domingo 25 de agosto

«Festejen al Señor, pues los justos le deben alabar»

AGOSTO

Domingo 25

  • Jos 24, 1–2. 15-17
  • Sal 33
  • Ef 5, 21–32
  • Jn 6, 55.60–69

§ Josué convoca a las tribus de Israel y toma una decisión inspirada por Yahvéh para servirle. La voz del pueblo de Dios también coincide con la de Josué al entrar en la tierra prometida y reiterar su decisión de servir al Señor. En contraste con los dioses de los amorreos, el pueblo, junto a él, reconoce los prodigios de Yahvéh y la alianza se confirma desde el servicio. 

§ San Pablo ejemplifica el amor conyugal con el amor de Cristo a su Iglesia. Más que un mandato a la sumisión por parte de la mujer al varón, el énfasis se encuentra en el amor de Cristo, modelo del amor humano. He ahí la novedad en este mandato, el amor que nos reta a imitar a Cristo. 

§ Jesús es para todo creyente el verdadero pan vivo bajado del cielo: el pan de vida. Pero estas palabras son incomprensibles para aquéllos que las escucharon al grado que lo dejan de seguir. Será Pedro quien hará una confesión de fe, que contrasta con aquéllos que lo abandonan. Pedro desea permanecer al lado de su Maestro y con ello constata su amor por Jesús.

Danos, Señor, la gracia de confesar que tú eres el Pan de vida que se hace carne en nosotros, que deseamos permanecer junto a ti, servirte y tenerte como único Dios.

Ilustración: ©Tzitzi Santillán
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