Navidad en Siria: «Quédate con nosotros, Señor»

La Navidad, una época de celebración y reflexión. En algunas partes es más de celebración que de reflexión. Es decir, en algunas culturas y regiones del mundo se vive con mucha prisa y en donde los lugareños son objeto de la inmediatez. También son lugares donde la Navidad se vive desde la imagen y el prestigio; árboles de navidad monumentales, espectáculos navideños llenos de glamur, campañas de marketing bien preparadas, fotos en lugares instagrameables; es decir, de sitios atractivos o interesantes para ser fotografiados y publicados en Instagram, en donde de cada usuario de las redes sociales se muestra en sus reuniones aesthetics, llenas de tendencias de moda.

Aun en medio de tanto movimiento y ruido, la Navidad aún tiene algo que decirnos y que podemos reflexionar, por eso creo que este tiempo nos invita a profundizar en el significado del nacimiento de Jesús. La frase «Emanuel, Dios con nosotros» es un pilar fundamental de esta festividad, pero ¿qué implica realmente esta afirmación en un mundo marcado por la violencia y la injusticia? ¿En dónde se hace presente en un mundo casi roto y fragmentado? Emanuel se hace carne en nuestra historia.

Desde mi experiencia en Siria puedo decir que, desde un contexto de guerra y una vida cristiana minoritaria, nos podemos encontrar con el Dios que se queda, tal como la experiencia de los discípulos de Emaús que, en medio de tanta tragedia se nos dificulta reconocer su rostro, pero hay una experiencia profunda de amor que pronunciamos: «quédate con nosotros, Señor» (Lc. 24, 29). La experiencia del cristiano es ese doble giro; un Dios que viene y se queda con nosotros y, el otro, cuando nos encontramos con Jesús y somos nosotros quienes le pedimos que se quede.

“La experiencia del cristiano es ese doble giro; un Dios que viene y se queda con nosotros y, el otro, cuando nos encontramos con Jesús y somos nosotros quienes le pedimos que se quede”.

El evangelio de Mateo nos da un mensaje de esperanza: «y le pondrás por nombre Emanuel, que quiere decir Dios con nosotros». Esta profecía, pronunciada por un ángel a José, anuncia el nacimiento del Mesías, un acontecimiento que transforma radicalmente la historia de la humanidad. Emanuel no es solamente un nombre, sino una promesa: Dios se hace presente en medio de su pueblo, compartiendo su condición humana y ofreciendo salvación. Es la promesa de que Dios está con nosotros y que sabe de nuestros dolores, anhelos, sueños y alegrías porque Él se hizo presente en nuestro mundo y vivió nuestra fragilidad humana. Pero ¿dónde podemos encontrar a Emanuel en la guerra, en el dolor humano y la muerte?  Pues aunque pareciese que Emanuel está en tierra de nadie. Siria, un país marcado por la guerra y la devastación, nos invita a repensar el significado de Emanuel. En medio del dolor, la muerte y la pobreza, la presencia de Dios parece ser una paradoja. Sin embargo, es precisamente en estos contextos extremos donde la promesa de Emanuel cobra un sentido más profundo.

  • Dios que sufre con nosotros: Al igual que una mujer experimenta dolores de parto para dar a luz, Dios comparte el sufrimiento de su pueblo. Su encarnación en Jesús es una manifestación de su cercanía y solidaridad con los más necesitados. Siria, ha sido tierra de los primeros cristianos, de algunos papas, de los padres del desierto y de muchos mártires, como el reciente martirio del sacerdote jesuita Franz van der Lugt que, durante el tiempo de la guerra en 2011, decidió quedarse en medio de su gente y que dio cobijo y hogar a los necesitados, tanto cristianos como musulmanes. Esta comunidad cristiana conoce el dolor de la pasión, pero también viven en la esperanza, en la llegada de Jesús que va en un sentido más allá de los regalos, de las buenas cenas de Noche Buena.
  • La esperanza en medio de la tormenta: La fe de los cristianos sirios es un testimonio de la esperanza que puede surgir en medio de la desesperación. Al igual que los pastores que perseveraron en su búsqueda, ellos confían en que Dios cumplirá sus promesas. A pesar de las dificultades, esta comunidad sigue adelante, construyendo un futuro lleno de esperanza y trabajando para transformar su realidad.
  • La luz en medio de las tinieblas: Jesús nace como una luz que ilumina las tinieblas del mundo. En Siria, su mensaje de amor y paz es más necesario que nunca. El evangelio de Mateo recuerda que Jesús no se olvida de su pueblo y nos dice que serán «Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación» (Mt 5, 4).

La experiencia de los cristianos sirios nos invita a redescubrir el verdadero significado de la Navidad. Emanuel no es sólo una figura histórica, sino una realidad presente en nuestras vidas. Dios sigue acompañando a su pueblo, incluso en los momentos más difíciles. Al celebrar la Navidad, estamos llamados a comprometernos con aquellos que sufren y a trabajar por un mundo más justo y fraterno. También nos recuerda que nosotros somos parte de la Iglesia y por lo tanto estamos llamados a responder a los signos de los tiempos, a ser luz en las tinieblas y sal de la tierra.

En esta navidad les invito a reflexionar sobre las siguientes ideas

  • ¿Cómo podemos hacer más concreta la presencia de Dios en nuestras vidas y en el mundo?
  • ¿Qué significa para ti ser cristiano en un mundo marcado por la violencia y la injusticia?
  • ¿Cómo podemos vivir la Navidad de manera más auténtica y comprometida?

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