A principios de 1680, esta región recibió el impulso del padre Juan María de Salvatierra. Primero se hizo cargo de las misiones vacantes de Guazapares y Témoris. El 23 de noviembre de ese año fundó la Misión de San Francisco Javier de Cerocahui y, tiempo después, llegó a Cuiteco.
El padre Salvatierra fue uno de los primeros misioneros en descender a la Barranca del Cobre, en 1684. Se cree que construyó allí un pequeño lugar de culto y una residencia. Permaneció diez años en la Tarahumara y, en 1690, fue nombrado Visitador de las Misiones de Sinaloa y Sonora, donde trabajó junto al padre Eusebio Francisco Kino en una labor evangelizadora y de servicio notable.
Hoy, la tarea de la Compañía de Jesús en esta región es acompañar y respetar a las comunidades indígenas, escuchando su sabiduría y compartiendo su esperanza.
En 2022, Cerocahui fue escenario de una profunda pérdida: los padres Javier Campos, «El Gallo», y Joaquín Mora Salazar, muy queridos por el pueblo rarámuri, fueron asesinados. La gente los recuerda con cariño en los altares, con sus fotografías y velas, y los venera como santos de la Tarahumara.






