Evangelio del domingo 7 de septiembre

«Tú eres, Señor, nuestro refugio».

Septiembre

  • Sab 9, 13–19
  • Sal 89
  • Fil 9–10. 12–17
  • Lc 14, 25–33

§ En la primera lectura Dios coloca en manos del escritor del libro de la Sabiduría una pregunta difícil de responder: «¿Qué hombre puede conocer la voluntad de Dios?». Sin embargo, el camino para conocer su voluntad pasa por el seguimiento de su Hijo amado. Los discípulos de Jesús hemos emprendido el camino para seguir sus pasos con la confianza de que así podemos salvarnos, es decir, encontrar los medios para el buen vivir en comunidad.

§ Pablo en su carta a Filemón nos recuerda que la amistad que tenemos con Jesús nos desprende de aquello que nos esclaviza para irnos haciendo discípulos del maestro. Pablo le pide a Filemón que su amigo Onésimo, muy querido en Cristo, sea recibido como hermano. Así, quien antes era esclavo ahora es parte del camino de Jesús, parte de su Iglesia, y se ha convertido en discípulo de Jesús.

§ Jesús en el evangelio de Lucas habla con fuerza para aquéllos que desean ser discípulos suyos: «El que no renuncia a todo lo que tiene, no podrá ser discípulo mío». Inclusive, nos llama a desprendernos de padre y madre, de hermanos y hermanas, de nuestra propia persona para estar disponibles a su llamado. Es una invitación a pasar por la puerta estrecha, aunque en el fondo es un llamado a librarnos de esos apegos que nos esclavizan y tomar la cruz de cada día. ¿Qué implica tomar la cruz de cada día en mi vida presente? Ahí está la voluntad de Dios.

Que Dios nos conceda la paciencia y la persistencia para seguir escuchando su llamado a hacernos discípulos suyos en este camino compartido.

Ilustración: ©Tzitzi Santillán

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