Evangelio del domingo 26 de noviembre

«Cristo nos abrió el camino»

NOVIEMBRE

Domingo 26

  • Ez 34, 11–12.15–17
  • Sal 22
  • 1 Cor 15, 20–26.28
  • Mt 25, 31–46

§ El año litúrgico llega a su culmen con la fiesta de Cristo Rey del Universo. En ella podemos mirar la gloria de un hombre que ha sido libre del pecado del mundo y lo ha redimido mediante su Palabra viva y sus obras que traslucen la presencia del Padre. El universo entero cobra un nuevo sentido con la luz de Cristo, cuya presencia inunda de paz y amor todo lo que toca.

§ El reinado de Cristo no consiste en ostentar riquezas ni poder, por el contrario, el reino que Él quiere instaurar hunde sus raíces en medio de los pobres y desde una actitud de humildad y entrega para sanar las heridas y acabar con las esclavitudes.

§ Su Reino es de misericordia, por ello en el Evangelio de Mateo encontramos la predicación de Jesús sobre las obras de misericordia. Cristo no es un rey que pide tributo para enriquecerse mediante el empobrecimiento del otro, sino que es un rey que se dona a sí mismo para enriquecernos a todos con su presencia salvadora. De este modo es capaz de saciar el hambre del hambriento, la sed del sediento, el frío del desnudo, la incertidumbre del forastero, el dolor del enfermo y la soledad del encarcelado. Los cristianos estamos llamados a practicar la misericordia para contribuir en la expansión del reinado de Cristo.

No hay que olvidar que Cristo ha de ser el rey de nuestra vida, el eje rector que dote de sentido cada acción que realicemos. Emprendamos con valentía la labor de colocar al Señor en medio de nuestros pensamientos, en el fin de nuestros anhelos y como receptor principal de nuestro amor, para que podamos experimentar con hondura y desde la intimidad lo que significa la universalidad del reinado de Cristo. 

Ilustración: ©Tzitzi Santillán
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