
La llegada de Donald Trump a su segundo mandato como presidente de Estados Unidos para el periodo de enero 2025 a enero 2029 ha generado una serie de dinámicas globales que han dado paso a crisis en varias agendas internacionales.

¿Cómo entender las guerras que nos tocan vivir en el presente? Hasta 1945 los conflictos armados de escala internacional se debatían entre Estados que reconocían mutuamente la legitimidad de sus «adversarios».

Con más de 56 conflictos activos en el mundo, situaciones como el conflicto Israel–Palestina, Rusia–Ucrania, Israel–Irán y las graves guerras civiles en Sudán, Siria, Myanmar, además de otros conflictos importantes y cercanos como la guerra contra el narcotráfico.

Hoy más que nunca, la humanidad clama y pide la paz. Es un grito que exige responsabilidad y razón, y no debe ser sofocado por el estruendo de las armas ni por las palabras retóricas que incitan al conflicto.

Esta carta es un llamado urgente de organizaciones eclesiales de América Latina y el Caribe desde el Centro de Programas y Redes de Acción Pastoral (CEPRAP) del CELAM al Papa León XIV para la búsqueda de la paz.

El Patriarcado Griego Ortodoxo de Jerusalén y el Patriarcado Latino de Jerusalén, hicieron una declaración conjunta la mañana del 26 de agosto, advirtiendo sobre los riesgos que podría sufrir la población de Gaza de concretarse el desplazamiento masivo de personas al sur de la franja, como pretende el ejército Israelí.

El Papa León XIV mantiene viva la esperanza, en medio de un mundo marcado por las guerras. Durante la audiencia general del pasado miércoles 20 de agosto, hizo un llamado de paz y convocó a los fieles a participar en una jornada mundial de ayuno y oración, este viernes 22 de agosto.

Con estas palabras inicia el texto bíblico de Lamentaciones. Se refiere a Jerusalén. La disputada, la idolatrada que hoy se desangra por la codicia colonial de quienes simulan desposarla para despojarla.

En esta segunda entrega de nuestra entrevista, José García S.J. hace énfasis en la situación actual, donde las guerras son una amenaza real. Nos comparte qué aporta la espiritualidad ignaciana para pensar el presente en términos de reconciliación y paz.

Hemos vivido otra nueva Pascua, en medio de innumerables situaciones de injusticia y sufrimiento. La Humanidad toda gime con dolores de desespero ante tantos acontecimientos que nos dejan atónitos. Pareciera que, por más que pase el tiempo, seguimos sin aprender.