Evangelio del domingo 11 de agosto

«Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor»

AGOSTO

Domingo 11

  • 1 Re 19, 4–8
  • Sal 33
  • Ef 4, 30–5,2
  • Jn 6, 41–51

§ Elías debe reconocer su propio camino de fe, su vocación y su misión. En este pasaje el profeta se encuentra huyendo para salvar su vida, sentado bajo la retama; está solo frente al misterio, en la intimidad. Ya no puede más y se desea la muerte. Pero Yahvéh sostiene su vida y lo alimenta. Él come y bebe. Tiene fuerza para cuarenta días y cuarenta noches, y se encamina al monte Horeb, la montaña de Dios. 

§ San Pablo nos indica que, si llevamos en nosotros la señal del Espíritu Santo, hemos de imitar a Dios y vivir como Cristo en el amor. Por tanto, hemos de estar dispuestos a cambiar no sólo nuestras acciones, sino también nuestras actitudes. De igual forma, se constata lo esencial de promover el perdón en la comunidad teniendo como referente a Cristo que nos ha perdonado primero.

§ Se sigue la multiplicación de los panes con un discurso sobre el Pan de Vida. Ahora, Juan expresa cómo hay un hambre que no puede ser saciada con el alimento diario. Dicha hambre puede señalar hambre de justicia, hambre de libertad, hambre de vida. Por consiguiente, Jesús es el pan vivo que da la vida al mundo, que da vida a todo aquél que lo reconoce como vida eterna. Él se entrega por cada uno de nosotros en la Eucaristía y satisface la profunda hambre que hay en el hombre. 

Te pedimos, Jesús, la gracia de reflexionar sobre tu alimento que nos da vida y esperanza en este mundo que nos seduce para saciarnos con los manjares que nos mantienen esclavos.

Ilustración: ©Tzitzi Santillán
Síguenos en nuestras redes sociales
Suscríbete al boletín semanal

    Enlázate con
    Previous slide
    Next slide