Evangelio del domingo 18 de agosto

«Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor»

AGOSTO

Domingo 18

  • Prov 9, 1–6
  • Sal 33
  • Ef 5, 15–20
  • Jn 6, 51–58

§ En Proverbios hay una clara invitación a saborear un alimento: el pan y el vino. Un banquete mesiánico en el que la Madre Sabiduría convida a la comunión que escapa del mecanismo de la muerte. Además, la alusión a las siete columnas de la casa representa la durabilidad, la fuerza y la belleza; la perfección que al interior se puede vivir y que se goza del gran banquete. Gracias al banquete eucarístico, la sabiduría de Dios hace que el hombre aspire a participar en el festín que se anuncia. 

§ El apóstol Pablo parece hacer una referencia a la manera en que las primeras comunidades celebran sus asambleas. No obstante, invita a llevarla a cabo con prudencia, sensatez, alegría, agradecimiento y llenos del Espíritu. 

§ La última parte del discurso sobre el Pan de Vida en Juan pone de manifiesto el escándalo de los que estaban presentes cuando Jesús señaló «El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna…». Sin embargo, se puede comprender que Jesús se identifica con ese pan partido y compartido, y que tiene su culmen en la Última Cena. Además, Él desea habitar en nosotros y nosotros en Él, para así, de esta manera, permanecer desde la intimidad y la comunión con Cristo que se entrega por amor.  

Permítenos, Jesús, que, al acercarnos a tu cuerpo y tu sangre, nuestro Pan de vida, te reconozcamos y podamos entregarnos a los demás de la misma manera en que te siguen dando en la Eucaristía.

Ilustración: ©Tzitzi Santillán
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