«Jesús anuncia la esperanza activa».
Noviembre
- Mal 3, 19–20
- Sal 97
- 2 Tes 3, 7–12
- Lc 21, 5–19
§ Malaquías expone que la arrogancia y la injusticia son como paja que será consumida en el día ardiente. El sol de justicia, en cambio, alumbra a quienes se abren al bien y caminan con confianza en el Señor.
§ Pablo invita a trabajar con las propias manos. En tiempos de incertidumbre no basta con esperar el fin: hay que construir sentido con gestos concretos. La esperanza no es pasiva, pues nace del encuentro con el Señor y nos lleva a comprometernos con Él y su proyecto.
§ Jesús no nos libra del conflicto, sino que promete acompañarnos y darnos la sabiduría para enfrentarnos a las injurias. Desde esta perspectiva, las adversidades no son el final; antes bien, son ocasión para dar testimonio de nuestra fe con la confianza de que, en medio de la prueba, Dios mismo nos sostiene y nos inspira palabras y firmeza.
§ Ante la admiración por la belleza del templo, Jesús no se deja deslumbrar. Él ve más allá de las apariencias y recuerda que todo lo humano, incluso lo más sagrado, es frágil. Lo que importa no es lo que se ve; lo que nos sostiene es aquello que no es evidente a los ojos.
En este tiempo Jesús nos llama confiar en que «ni un cabello se pierde de nuestra cabeza» cuando vivimos desde la fe que nos lanza al amor.






