«Dichoso el que cumple la voluntad del Señor»
FEBRERO
Domingo 12
VI del Tiempo Ordinario
- Sir 15, 16-21
- Sal 118
- 1 Cor 2, 6-10
- Mt 5, 17-37
§ El texto del Eclesiástico nos pone de manifiesto la libertad del hombre para construir su vida y la de otros; es decir, el poder de la acción libre. Este poder implica una gran responsabilidad. Sin embargo, el Señor resulta ser mayor a cualquier acción humana y su presencia es infinitamente mayor que cualquier perspectiva que nosotros, en nuestra corta conciencia, queramos establecer. Nuestra libertad es sólo una antesala para sorprendernos ante la inabarcable manifestación divina.
§ La segunda lectura nos hace un llamado de atención: El Señor no piensa como nosotros, los criterios de Dios no son los de la pequeñez de nuestras conciencias. Nos limitamos constantemente a medir el mundo según nuestras categorías, pero cuán infinito es Dios que nos abraza en ellas tiernamente y las desborda todo el tiempo. Qué importante es experimentarnos desbordados y sorprendidos por la infinitud del amor que nos habita.
§ Marcos nos presenta a un Jesús que muestra lo que significa que «no ha venido a abolir la ley, sino a darle cumplimiento». Las leyes resultan de los acuerdos colectivos para establecer la convivencia; pero qué poco necesitaríamos de ellas si viviéramos sintonizados con la plenitud del amor que el Señor nos ofrece. Es por nuestra falta de conciencia, que tenemos que echar mano de mandatos externos que nos ayuden a encauzar nuestros actos, pero la realidad de Dios promete mucho más.
Los textos de hoy nos presentan la majestuosidad de un Dios realmente infinito. Un Dios que entiende nuestras limitaciones y mediaciones, pero que no deja de invitarnos a hacer comunión en él para que su sabiduría se haga cotidiana y perenne. Esta sabiduría no es la que brota de la estrategia mercantilista y conveniente de la humanidad, sino la que emerge del amor auténtico y desinteresado.
