La Iglesia no puede ser indiferente ni al clamor de la tierra ni al clamor de los pobres. Por eso, el Papa Francisco en su encíclica Laudato si’ de 2015 nos habló de la urgencia de atender la crisis climática como “una sola y compleja crisis socio-ambiental”.
Hace diez años, el Papa Francisco nos entregó un grito y una esperanza. No una simple encíclica, sino una hoja de ruta. No un tratado doctrinal, sino un llamado a la conversión más profunda de toda la humanidad. Fue, y sigue siendo, un clamor urgente y profético: Laudato Si’, sobre el cuidado de la Casa Común.