
A la luz de nuestra sociedad de consumo y una cultura de muerte, que censura y relativiza lo ético, podemos encontrar pistas ignacianas en la película El niño y la garza (Hayao Miyazaki, 2023) que, no por nada, ganó el Oscar a la mejor película animada.

Amanece en la gran ciudad. Un hombre cercano a los 60 años se despierta, recoge la estera japonesa para dormir, se lava, viste y sale a la calle con una mirada al cielo y una sonrisa. En su furgoneta recorre las múltiples vías modernas de Tokyo.