Detrás de la mirada aparentemente indiferente y hasta hastiada de Tom Michell (Steve Coogan) se esconde un dolor que ha guardado por años y que parece darle la justificación perfecta para dudar de cualquier movimiento de empatía y esperanza que pueda sorprenderle en el camino.
El cine latinoamericano ha sido un espacio donde la memoria histórica se resiste a ser olvidada, una muestra de ello está en la película ganadora del Oscar de mejor película internacional de los últimos premios.