San Ignacio de Loyola nos invita a conocer internamente a Jesús, a dejarlo que entre en nuestro corazón y se convierta en alguien a quien no podemos renunciar. Solo desde un amor sincero, una profunda amistad y una alegría auténtica por los demás, brota el deseo de seguimiento de Jesús.
Dedica un tiempo de oración para conocer internamente a Jesús, y así, más amarlo y mejor seguirlo.