Navidad es más que encuentro, es la celebración de nuestra salvación. Quizá para muchos de nuestros contemporáneos la salvación no sea un tema que les interese mucho, por sentirlo muy religioso, poco accesible, misterioso o referido a otro mundo y alejado de sus necesidades de la vida cotidiana; sin embargo, todos buscamos salvarnos.
Al pensar sobre la herencia espiritual del papa Francisco hemos de poner atención al modo en que ha recogido los sufrimientos y deseos de la humanidad y les ha buscado respuestas integradoras, radicalizadas desde la Buena Nueva de Jesús para los pobres.