Hoy, en la solemnidad de la Navidad, la Iglesia proclama con júbilo: «Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros».
San Ignacio de Loyola nos invita a conocer internamente a Jesús, a dejarlo que entre en nuestro corazón y se convierta en alguien a quien no podemos renunciar. Solo desde un amor sincero, una profunda amistad y una alegría auténtica por los demás, brota el deseo de seguimiento de Jesús.