Con profundo amor a la Iglesia, les escribimos desde los pueblos de América Latina y el Caribe, mujeres y hombres laicos que, con esperanza vivimos nuestra fe encarnada en la vida cotidiana. Nos dirigimos a ustedes, responsables del discernimiento sobre quién será el próximo obispo de Roma, para expresar nuestro agradecimiento, nuestros anhelos y nuestra oración.