
Con los olores de los tamales y el ponche, símbolo de los alimentos y frutos de la tierra; entre el aroma de las hojas de pino y musgo de los árboles, símbolo de la naturaleza y del entorno en que nos encontramos, y el perfume del incienso, símbolo de la representación de los que han partido hacia la otra vida, abuelas–abuelos, los ancestros… acontece el recuerdo de la celebración de la natividad de Nuestro Señor Jesucristo, en el contexto del pueblo maya–tz’utujil de San Pedro La Laguna.