Ana Lilia es médica, laica, casada y madre de dos hijos. Vive y comparte la espiritualidad ignaciana como acompañante espiritual y formadora en el Centro Ignaciano de Espiritualidad. También colabora como tutora en el programa internacional de profundización en los Ejercicios, organizado por Casa Kino y Cristianismo y Justicia. Su mayor deseo es transmitir esta espiritualidad como un modo profundo de percibir y responder al amor de Dios presente en la vida concreta.
Mi camino con Dios, desde la espiritualidad ignaciana, comenzó en la Casa de Ejercicios Espirituales de Puente Grande, donde hice por primera vez los Ejercicios.